Los suicidas del fin del mundo de Leila Guerriero

*El suicida tendrá siempre razones que nunca sabremos; pero sigue siendo un misterio por qué en un pueblo tan alejado ocurrieron esos hechos.

Rodolfo Mendoza

Las Heras, provincia de Santa Cruz, en el sur profundo de Argentina. Una escritora, Leila Guerriero, llega para investigar y escribir una crónica –que se convertirá en libro– sobre los suicidios de jóvenes en esa comunidad. Las Heras es actualmente un pueblo casi fantasma, que vio su prosperidad hace décadas gracias al petróleo y al gas. Llegó a tener dieciséis mil habitantes y una cantina-prostíbulo por cuadra. Llegaban las prostitutas de todas las provincias de Argentina, y los fines de semana la juerga duraba, al menos, un par de días.

Los trabajadores poco a poco se fueron asentando, formando familias, levantando escuelas y teniendo su organización municipal como cualquier otro pueblo; pero al paso de tiempo la industria poco a poco empezó a disminuir, las prostitutas se fueron, así como las empresas y los negocios; quedando la gente en un pueblo desolado, pero ya con una población afincada.

El viento helado, los días nublados y la poca actividad, son algunos de los elementos que Guerriero identifica como detonantes de la ola de suicidios. Sin embargo, la gente lo atribuye a una secta, a eventos paranormales, al ambiente que se respira en Las Heras e, incluso, se lo atribuyen al rock.

Con la llegada de más gente, se instalaron, también, una serie de iglesias que van de la católica a la bautista y de los testigos de Jehová a los mormones; de tal suerte que si hay tantas iglesias, dice la gente, es porque el diablo tiene ahí metida su cola.

Los trece capítulos que conforman el libro, son algunos de los casos, narrados a detalle, de los suicidas. Para citar ejemplos hay algunos que son estremecedores: el de una jovencita que se pega un tiro en su recámara, el de un maestro homosexual que se cuelga a media calle y el de una mujer que le grita a su marido “sube para que veas lo que hago”, antes de volarse la sien.

El suicida tendrá siempre razones que nunca sabremos; pero sigue siendo un misterio por qué en un pueblo tan alejado ocurrieron esos hechos. Ya se sabe que hay muchos estudios psiquiátricos sobre el tema, pero lo que deja ver Guerriero es que el suicidio sigue siendo algo oculto para el hombre.

Esta amplísima crónica ha sido considerada como uno de los más grandes aportes al género en los últimos años, pues el trabajo de investigación emprendido por su autora es uno de los más conspicuos y detallados de los que se tenga constancia.

A la fecha, ya todos sabemos que Leila Guerriero es una gran escritora, que ha sabido hurgar en el pasado y en la condición humana. Cualquiera de sus libros, sin excepción, es una enorme aportación a la literatura de nuestra lengua.

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